¿Cuál es la mejor forma de encender un puro?

La respuesta corta es: despacio y con poco calor.

El calor generado por una cerilla o un encendedor de gas normal es suficiente para encender un puro. Esto requiere algo de paciencia. Cada vez más, vemos a fumadores de puros con encendedores de llama jet muy cerca del puro e intentando dar caladas fuertes. Este calor es excesivo para un puro. El tabaco se quema demasiado y el sabor se vuelve amargo. Puede que le lleve unos minutos enfriarse. Esto empeora si el fumador insiste en darle caladas demasiado seguidas y violentas.

Lo ideal es que la llama caliente el puro sin necesidad de tocarlo, pero esto requiere mucha paciencia. Si aun no le hemos cogido el truco, es aconsejable usar cerillas o un encendedor de gas. No producen el suficiente calor como para amargar el puro aunque debemos evitar darle caladas al puro al mismo tiempo.

El extremo del puro debe encenderse uniformemente, todo el diámetro. Al darle una pequeña calada, podemos comprobar que se ha encendido en su totalidad. Debemos comenzar por calentar el extremo, encendiendo el envoltorio y el capote. El capote se enciende con facilidad, por lo que ayuda a encender la tripa y conseguir un quemado uniforme.

Si se ha apagado el puro, debemos repetir el proceso una vez hayamos retirado la ceniza, si esta no ha caído ya. La ceniza protege las brasas del puro, por lo que intentar encender un puro con ceniza nos llevará más tiempo y no nos dará un quemado uniforme.

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